El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente Mario Draghi confirmaron también su intención de continuar con una política monetaria expansionista.
Estos procesos plantean dos cuestiones. ¿Cuáles son las verdaderas razones económicas por las que, más de diez años después de la crisis financiera global, se vuelven a proponer las mismas políticas de ese entonces, como una solución temporal para sacar a varios países del pantano de la recesión? ¿Por si las dudas, las principales instituciones monetarias internacionales temen se desate una nueva crisis financiera?
Hay varios parámetros para evaluar si la economía mundial, empezando por los EU, corre el riesgo de entrar en una situación de turbulencia, primeramente, las tendencias de las inversiones, del comercio y de los balances patrimoniales.
En otro informe sobre los bancos, la “Fed” admite que la demanda crediticia disminuyó globalmente. La mayor parte de los bancos estadounidenses encuestados pretende reducir los flujos del crédito hacia las empresas y aumentar los premios del riesgo para varias categorías de préstamos.
En los Estados Unidos, las inversiones cayeron en los últimos seis meses y son 2.1% menores en comparación al año pasado. Esta desaceleración es también evidente en el sector inmobiliario, el cual fue un termómetro importante de la economía del país. Las ventas de casas cayeron un 8% en enero, en relación al mes anterior, manteniendo una tendencia de seis meses.
Hasta la ex-presidente de “Fed”, Janet Yellen alertó recientemente que los 4 billones de dólares de deudas y títulos corporativos, casi basura, podrían provocar una nueva crisis tipo 2008. Particularmente preocupante es que, con base en esas deudas, se emitieron 700 mil millones de dólares en nuevos derivados, las llamadas CLOs (collateralized loan obligations, u obligaciones de préstamos garantizadas), las cuales han sido bastante compradas por bancos y fondos.
Obviamente, las CLOs acumulan créditos de empresas cada vez menos capaces de pagarlas, así como ocurrió en la crisis pasada con los CDOs (collateralized debt obligations u obligaciones de deuda colateralizadas), garantizaban obligaciones de deuda que recogían hipotecas inmobiliarias impagables.
Además de eso, de octubre de 2018 a enero de 2019, es decir, en los primeros cuatro meses del actual año fiscal estadounidense, el déficit presupuestal de los EUA fue de 310 mil millones de dólares, un aumento del 77% en relación al mismo período del año fiscal anterior. Como es sabido, en los EUA, el año fiscal se considera de septiembre a septiembre del año siguiente. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) anticipa que el déficit anual de 2019 sea de por lo menos 900 mil millones de dólares. En verdad, un vertiginoso crecimiento del déficit presupuestal está en curso desde hace algún tiempo, evidenciando una economía que es todo, menos una economía saludable: 587 mil millones de dólares en 2016; 665 mil millones en 2017; 782 mil millones en 2018.
Lo mismo ocurrió con la balanza comercial, la cual en 2018 registró un déficit de 891 mil millones de dólares en el sector de bienes, un fuerte aumento en relación al año anterior. En particular, el déficit en el comercio de mercancías con China fue de 419 mil millones de dólares; en 2017 fueron 325 mil millones.
Estos son números que cuestionan la política de Trump de combinar recortes de impuestos con aumentos de tarifas de importación. De hecho, la mayoría de los impuestos no recaudados aumentó el consumo, lo que, por su parte, afectó la tendencia de las importaciones. Semejantes opciones pueden, de forma momentánea, parecer medidas en favor de los ciudadanos, pero a mediano plazo agravan las finanzas públicas, creando fuertes riesgos de inestabilidad. Por tanto, es muy probable que en el futuro próximo la palabra “volatilidad” se oiga con mucha frecuencia.
En esa situación de incertidumbre, no debería sorprendernos si Washington llega a enfrentar dificultades cada vez mayores en la economía y descargue sus responsabilidades en las costas de China y de Europa. Además, esta ha sido la versión de Trump, que, por desgracia, fue recientemente repetida por Jerome Powell, el presidente de “Fed”, quien fue considerado independiente del presidente. Evidentemente, no lo es.